Tenemos días en qué quizás estamos bajos de nota por los problemas o demás situaciones que se puedan presentar en nuestro diario vivir y pese a ello somos conscientes de que todo eso debe quedar en casa en el momento que ponemos un pie en el plantel educativo, nuestra actitud al ingresar al aula de clase debe ser la mejor, trasmitirles a nuestros estudiantes las mejores vibras, que puedan sentir que están en un lugar seguro.
En lo personal mis alumnos son mi refugio, en medio de la jornada compartimos momentos únicos, nos divertimos al contar experiencias, hacemos de cada clase algo inolvidable y nos llevamos lo mejor de ella, me convierto en una alumna más porque de ellos también aprendo y mucho. Mentiría si dijera que no me olvido de los problemas que me agobian y se siente bien dejarlos a un lado por 7 horas cada día.